—Bien, veamos.
—Dígame, señor.
—¿Cómo vamos de fondos reservados?
—Excelente, señor. Tenemos unos 200 millones, aproximadamente.
—200 millones, bien, bien.
—¿Qué vamos a hacer con ellos, señor?
—¡Pues que vamos a hacer! ¡Repartirlos con los amiguetes bajo cualquier pretexto! ¡Ja, ja, ja!
—¡Ja, ja, ja!
No es que tengan mucha cara, es que salen muy baratas.